UNA PEQUEÑA GRAN HISTORIA DE AMOR (MICRORRELATO)
Agripina Gómez era encantadora, caprichosa y muy bella. Estas poderosas cualidades suyas le servían para atraer poderosa, irresistiblemente el interés de muchos hombres. Agripina Gómez se aprovechaba del extraordinario atractivo suyo para convertir a sus admiradores en monigotes que manejaba a su antojo sin que le importara causarles algún dolor con su desconsiderada conducta cuando los rechazaba.
Un día, debido a que el sino de las personas suele tener dos caras, Agripina se enamoró sin ella pretenderlo, quererlo ni convenirle, de un desalmado Donjuán que la trató bastante peor a como ella había tratado a sus fervientes enamorados, convirtiéndose ella en las manos de él, en un monigote.
Y Agripina conoció entonces, en sus propias carnes, el tormento de los celos, el sufrimiento del desamor y los denigrantes cuernos.
Pero afortunadamente para ella, cuando más triste y vencida se encontraba, conoció a Alberto Canales, un escritor inteligente, sensible y lleno de buenos sentimientos, que decidió ayudarla a librarse de la esclavitud y el sufrimiento que le causaba su cruel dominador.
—Agripina —le dijo Alberto, cargada de cariño la voz y la mirada—, escucha, vente a mi casa y tú y yo nos convertiremos en los personajes principales de una hermosa y romántica novela. Crearemos entre los dos una trama sublime, y la viviremos plenamente poniendo en ella todo el amor que atesoran nuestros corazones. El desenlace dejaremos que lo cierre la vida cuando así lo disponga.
Agripina, ilusionada y esperanzada de nuevo, estuvo de acuerdo en lo que Alberto le propuso.
El escritor y la sexy Agripina construyeron entre ambos una trama apasionante, bellísima y feliz durante cincuenta años. Luego Agripina quedó sola esperando pacientemente, gozando sus innumerables, dichosos recuerdos, le llegara el desenlace de su gran historia de amor, desenlace que sería reunirse ella de nuevo con quien tan dichosa había sabido hacerla.
(Copyright Andrés Fornells)
