
Relatos
APRENDIENDO DE LOS HIJOS
China y Pochi, dos adolescentes con cuerpos adornados con tatuajes y piercings, despiertan cerca del mediodía con resaca de caballo, consecuencia de una gloriosa noche-madrugada de no menos glorioso botellón. Bostezos cavernícolas por partida doble. —Joder, tía, alucino. Qué mierda cogimos anoche. Estoy muerta de hambre, ¿tú no? —Yo igual,