DE BALCÓN A BALCÓN Y TRES DESAYUNOS (RELATO)
Amadeo Palangana despertó. Giró la cabeza. Ella, Azucena Aguado estaba allí a su lado, dormida, con su cara angelical reposando encima de la almohada. Sintió ganas de soltar un estentóreo grito de felicidad y se tapó la boca con toda la mano para evitarlo. Por nada del mundo debía alterar