EL IRRESISTIBLE ENCANTO DE JULITA (RECUERDOS DIVERTIDOS) -MICRORRELATOS-
Julita Minerva gozaba de un extraordinario éxito entre los chicos de nuestro instituto. Físicamente había allí varias muchachas más hermosas que ella. Pero Julita tenía una cosa maravillosa de la que sus compañeras carecían.
Julita tenía un padre pastelero y acceso a la llave de la pastelería con la que, una vez estaba cerrada para el público, ella podía abrir este establecimiento e invitarte a comer dulces hasta que tu cuerpo te decía: ¡basta ya que vas a reventar, goloso!
Julita era, además de generosa, romántica. En mi vida he escrito mayor número de poesías ni robado más flores de los jardines de los parques, ni comido más dulces, que durante esa época estudiantil.
Julita posee en la actualidad una próspera cadena de pastelerías, está hermosamente gordita, de vez en cuando nos tomamos un café juntos y nos reímos recordando aquellos añorados tiempos en los que yo le recitaba:
—“Julita, julita, niégame tu amor noche y día, pero nunca me niegues la entrada a tu pastelería.- El pasado se goza de nuevo, en el presente, cuando se extrae lo mejor de él, en compañía de sus principales protagonistas.