¿ACOSO SEXUAL? (RELATO)
Alonso Manguera entrega dinero a la camarera para que se cobre la consumición que él se acaba de tomar. Ella le devuelve, metida dentro de un platito la vuelta del billete que previamente recibió de él. Alonso Manguera le da propina. Ella se lo agradece diciendo con descaro:
—¡Gracias, guapo! ¡Estás como un tren, que lo sepas! —ha expresado este halago mordiéndose significativamente el labio inferior.
Alonso Manguera muestra enorme contrariedad por la conducta de ella. Según las últimas normas de la modernidad, la camarera acaba de traspasar la barrera establecida por los progres actuales.
Reflexiona. ¿Significa la conducta de ella acoso sexual? ¿Debe denunciarla a los Municipales? ¿A la Policía? ¿A la Guardia Civil? ¿A la oficina de reclamaciones? ¿Al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos?
De pronto se da cuenta de que un anciano, sentado en el taburete vecino al suyo lo está mirando fijamente, con evidente interés.
—¿Qué le ha parecido a usted la desvergonzada conducta de la camarera? —le pregunta Alonso Manguera, altamente indignado.
El anciano le dedica una sonrisa socarrona y con voz cascada opina;
—Pienso que ella tiene razón: eres un chico muy guapo y estás como un tren.
—¿Usted también, abuelo? —sorprendido Alonso Manguera.
—A nadie le amarga un dulce, querubín. El deseo de experimentar placer no caduca con los años, en realidad ese deseo muere con uno.
—¡Viejo vicioso! —condena Alonso al que la vida tiene que enseñarle infinitas más cosas que se sumen a las pocas que sabe.
MORALEJA: Qué difícil es cultivar el sentido común cuando se está rodeado de personas que lo han perdido o carecieron siempre de él.
(Copyright Andrés Fornells)
