YA ESTAMOS DE PLAYA UN AÑO MÁS (ACTUALIDAD)
Llegó el verano. ¡Uf, qué calor! Llegaron las vacaciones. ¡Uy, qué alegría! Todos a la playa, los que viven cerca de ella y los que viven lejos. Millones de desplazamientos por carretera. Atascos, averías, agobio, desesperación, multas.
¡Y por fin la playa! Arena, sol y mar. ¿Nubes? Que no se les ocurra presentarse, porque serán aborrecidas, maldecidas y odiadas.
Hordas de playeros con la mínima vestimenta. Algunos estarían más bonitos son ella, otros, estarían horrorosos como las películas de miedo.
Y de buena mañana a madrugar, y a pelear por el metro cuadrado de terreno en el que poder colocar la toalla y la sombrilla. La nevera portátil, si es de las muy resistentes, puede servir de asiento además de para conservar fresco su valioso contenido.
Gordos, flacos, adonis y sílfides mezclados y, en ocasiones unidos. ¡El amor es ciego, y el dinero tentación.
Niños con pelotas, adultos con pelotas y raquetas, molestando por todas partes, bien embadurnados de crema solar para que su piel se broncee y no se queme.
Los que saben nadar bien huyen de la atiborrada orilla donde los bañistas están tan unidos como sardinas en lata, pero infinitamente menos tranquilos e inmóviles.
Los mirones de barrigas cerveceras pasean, violan con sus miradas lujuriosas a las féminas más hermosas. Las abuelas se hacer cargo de los críos y de los bolsos y ven, observan, critican. ¡Qué gusto tan grande pasan dándole plena libertad a la sinhueso!
Chicas ligonas, chicas modositas. Chicos desvergonzados y chicos tímidos. Matrimonios de corta duración con besuqueo continuado y juegos de manos llenas, y matrimonios de larga duración aburridos, relaja-dos y con siesta.
Buscavidas vendiendo refrescos, camisetas, preservativos y la plaga de echadoras de cartas que prometen lejanos y apasionados viajes, maridos ricos a las solteronas y buena futura salud, al que tiene poca; y masajistas capaces, algunos de ellos, de dejarte el cuerpo peor de lo que lo tenías antes de que ellos te metieran mano.
Y los que aguantan mal todo este bullicio, todo este inútil sufrimiento, todo este calvario pensando que el año que viene ellos no vendrán a la playa. Pero sí lo harán porque: Donde manda capitán, no manda marinero.
—María, ¿has visto mis chanclas rosa y mi toalla de la Rita Hayworth?)