Se veían todas las mañanas. Ella caminando en una dirección, y él en la contraria. Al encontrarse de frente cruzaban siempre una mirada fugaz, intensa, sin detenerse nunca a hablar. Él la amaba, y a ella, él no le era indiferente. Ella estaba casada, él era soltero. Finalmente, una mañana,
Un niño llamado Dieguito Gómez madrugaba todos los días. Este niño había nacido poeta y, ni él ni su familia lo habían descubierto todavía. Dieguito madrugaba porque no quería perderse, desde la ventana de su pequeño y humilde cuarto, el extraordinario espectáculo de luz y de colores cegadores que le
Bill Levy devolvió la fotografía enmarcada de su esposa, al rellano de la chimenea de donde segundos antes la había cogido para contemplarla. Las lágrimas, durante ese breve espacio de tiempo le habían engordado hasta el punto de enturbiarle la visión. Con una mezcla de rabia y desesperación llevó la
Hace algunos meses me hallaba en el aeropuerto de Barajas esperando pasara el tiempo que faltaba para embarcarme en un vuelo que me llevaría a Roma. Unos buenos amigos míos que viven allí me habían invitado a pasar las entrañables fiestas navideñas en su compañía. De pronto alguien pronunció mi