UNA BREVE, COTIDIANA Y TIERNA HISTORIA (MICRORRELATO)
Contribuye, me anima a continuar escribiendo con ilusión y sin desánimo, la absoluta seguridad de que cuento con un incondicional y fiel seguidor: Troyano, mi perro, al que cada vez que tomo un brevísimo descanso en mi trabajo y le digo:
—¿Cómo va eso, compañero?
Su inmediata reacción en mirarme. Mirarme sus ojos dorados chispeantes de contento y convertir en activo ventilador su rabo.
Obtenida de su parte esta pronta respuesta, le agradezco:
—Gracias por tu extraordinaria amistad, amigo.
Y acto seguido continúo tecleando, y él, relajando su cabeza en el suelo me dirige una amorosa mirada antes de cerrar los ojos y continuar dormitando hasta la hora que lo sacaré de paseo y él me agradecerá este hecho, que nos hace felices a los dos, con una de sus conmovedoras explosiones de contento consistente en dar grandes, exultantes saltos y sonidos bocales que yo interpreto como carcajadas.
Quienes no tienen como compañeros a uno de los animales más nobles y maravillosos del mundo, se pierde una de las amistades más valiosas que existen.
(Copyright Andrés Fornells)
