TENÍA MOTIVOS SOBRADOS PARA LLORAR (MICRORRELATO)

TENÍA MOTIVOS SOBRADOS PARA LLORAR (MICRORRELATO)

Dos buenas amigas se han citado en una cafetería. Son puntuales las dos. Escogen una mesa situada en la terraza, sin clientes cerca de ella. Les atiende una chica joven vestida con un uniforme marrón. Le piden dos Coca-colas light, pues ambas se enfrentan continuamente al aumento de peso, su cruel, despiadado, traidor enemigo.

Se aleja la empleada. Carmiña, la más alta de ellas, demuestra enseguida un gran interés por averiguar si es cierto lo que ha sabido muy recientemente.
—Yoli, Lina me ha contado que has roto con su hermano Alfredo —ansiosa por saber.
—Ha sido el canalla de él quien ha roto conmigo —responde, mostrando evidente amargura, la que ha sido preguntada.
—¡Qué cerdo! Pareces muy disgustada.
—Estoy furiosísima. Encendida de rabia.
—Veo que te lo has tomado muy mal —compadecida Carmiña.
—Me lo he tomado malísimamente. Ayer hice algo de lo que me había privado durante tres larguísimos años.
—¿Le fuiste infiel? —interesadísima la otra, pensando en cuanto iba a disfrutar poniéndola, a sus espaldas, como los trapos.
—¡Qué va! Sigo queriendo a ese desalmado. Lo que hice fue que me hinché de comer bocadillos de jamón serrano y de llorar.
—¿Y esta mañana que has hecho?
—Esta mañana me hinché a comer churros con chocolate.
—Y también lloraste, claro.
—Sí, también lloré. Y muchísimo.
—Por él, claro.
—¡No, por mí! ¡La maldita báscula me ha mostrado hace un rato que, de ayer a hoy, he engordado dos kilos! ¡Buaaaa!

Su amiga la mira compadecida. Saca de su bolso un pañuelo de amatista y se lo ofrece comentando con cierto tono amargo:

—Pobres de nosotros, ni para consolarnos podemos permitirnos darle cierto gusto al paladar.

Esta afirmación de Carmiña aumenta el volumen de los sollozos de Yoli.

La camarera, que tiene los refrescos preparados para servírselos, las observa de lejos y pensando en su propia historia de una relación desdichada supone el motivo del desconsolado llanto de la clienta. <<Seguramente a esa pobre le ha ocurrido lo mismo que me ocurrió a mí; un hijo de mala madre la ha dejado preñada y ahora no quiere responsabilizarse del bombo que le ha hecho. Si es ella la que va a pagarme las consumiciones, no se las cobraré. Conseguiré con ello que se sienta manos desdichada>>.

(Copyright Andrés Fornells)