¡QUÉ PRIMITIVOS ERAN NUESTROS PADRES! (MICRORRELATO)

¡QUÉ PRIMITIVOS ERAN NUESTROS PADRES! (MICRORRELATO)


Dos jóvenes del siglo XXII están reunidos en un bar donde son robots los que sirven bebidas salidas todas de los laboratorios y que están fabricadas con productos de desecho a los que han dado sabor a cerveza, vino, whisky y otros productos de consumo heredados del pasado y que son consumidos por quienes mantienen el deseo de mantener vivos los sabores de un pasado cada vez más lejano.

Uno de estos jóvenes enseña al otro, mostrando genuino orgullo:
—Fíjate que maravilloso cuadro ha pintado mi robot. Parece haberlo pintado Velázquez.
—Pues el cuadro que ha pintado el robot mío no es menos maravilloso que el tuyo. Se diría que lo ha pintado Van Gogh.
—¿Te imaginas lo primitivos que eran nuestros padres que pintaban los cuadros ellos mismos?
—Me lo imagino. Los muy pobres no daban más de sí. Pero qué quieres, vivieron esa primitiva, arcaica época que ellos llamaban del Arte. Una época en que tenían que hacerlo todo ellos. Qué suerte la nuestra de poder vivir en la época Supermoderna.

—Una suerte inmensa. Y tan descansada. Tengo una necesidad y le digo al robot que tengo en mi cuarto de baño, cuál es mi necesidad y él se ocupa de desabrocharme, bajarme los pantalones y colocarme en la posición necesaria.

—¿Y qué me dices de las horas que nuestros pobres antepasados perdían cocinando? Ahora te tomas una pastilla y ya has comido paella.

—¡Ja, ja, ja! Te tomas otra pastilla y ya has comido una langosta Gran Chef.

—Pobrecillos los antiguos, lo mal que vivían y cuanto sufrimiento soportaban.

Y los dos jóvenes del siglo XXII tienen deseos de llorar de pena por esos desdichados antepasados, pero no pueden hacerlo. Es algo que tendrán que pedirles a sus robots que lo hagan por ellos.

(Copyright Andrés Fornells)