LEYENDA CHECA (MICRORRELATO)
En la Bohemia Occidental existía una antigua y siniestra mansión llamada Castillo de Skála. Cuentan que muchos, muchos años atrás, un joven soldado fue contratado para servir de escolta a una doncella hija del dueño de ese castillo.
La muchacha era muy hermosa y ocurrió que este escolta se enamoró perdidamente de ella, y un día le declaró su amor. Ella le respondió que lo sentía por él, pero que ya estaba comprometida y amaba muchísimo a su novio.
Al joven rechazado le produjo esta explicación suya una pena tan honda, que se dio a la bebida. Y un día, borracho perdido, aprisionó entre sus brazos a la doncella y le dijo que por nada del mundo la soltaría.
Forcejearon y la joven consiguió escapar, llegar hasta su poderoso padre y comunicarle la afrenta que había recibido. Este importante noble ordenó que apresaran al osado guardaespaldas. Lo apresaron y encerraron.
—Mañana lo azotáis hasta cansaros —ordenó el padre de la doncella ofendida.
Pero cuando al día siguiente fueron a buscar al encarcelado, no lo encontraron, había desaparecido. Había desaparecido de su encierro porque un misterioso espíritu, que desde hacía años moraba en el castillo se lo llevó a un subterráneo secreto de aquel enorme edificio y le puso por castigo, por haber maltratado a la hija del dueño del castillo, beber todo el año cerveza de los barriles que había almacenados allí, y al que dijo que únicamente lo dejaría salir libre durante un día: la víspera del Miércoles de Cenizas.
Desde entonces el joven castigado y convertido él mismo en fantasma ronda una vez al año por las ruinas del castillo de Skála y con una jarra en la mano vocifera con todas sus fuerzas:
—¡Aquí! ¡Aquí hay cerveza en abundancia!
Cuenta la leyenda que si algún borracho se acercase y bebiera de la jarra que ofrece el fantasma, el fantasma quedaría libre y el que aceptase su invitación ocuparía su lugar y sería el nuevo espectro del Castillo Skála. Así que todavía hoy este fantasma sigue en ese fatídico lugar bebiendo cerveza, pues parece que en las bodegas de esa mansión hay reservas que durarán siglos.
Todo aquel que después de haber leído este escrito mío quiera beber cerveza gratis, durante siglos, solo tiene que aceptar la jarra de cerveza que ofrece todos los años, la víspera del Miércoles de Ceniza, el fantasma que todavía mora en sus actuales ruinas.
(Copyright Andrés Fornells)