LA PUTADA TAN GRANDE QUE ESTUVO A PUNTO DE HACERNOS NAPOLEÓN (MICRORRELATO)
(Copyright Andrés Fornells)
Cierto prestigioso investigador galo encontró en el cajón secreto de un escritorio muy antiguo, unos papeles sumamente importantes. En esos papeles ponía que Napoleón, cierta mañana de verano, yendo montado en un espléndido corcel y aliviándose el calor con un abanico sevillano que le había enviado su hermano Pepe Botella, comentó a uno de sus más fieles generales señalando con su brazo estirado las tres mayores pirámides de Egipto:
—Mon petit général, ¿qué te parece si yo ordeno a nuestros soldados llevar todas esas piedras a Paris y proteger la ciudad rodeanbdola toda con una alta muralla constrruida con todas esas piedras?–Y las señaló con la mano que no tenía metida debajo de su chaleco.
—La idea es buenísima, mon grand général, pero creo más propicio realizar esa ardua tarea en invierno. Ahora estamos en verano y ya sabe vuestra excelencia cuánto odian nuestros soldados trabajar cuando hace calor, sobre todo cuando se suda tanto y llevamos tanto tiempo sin desodorantes pues, para tener contentos a sus monturas, aquellos de nuestros fieles que los tienen, se los dieron como golosina.
—De acuerdo, lo dejaremos para el invierno, aunque vaya por delante que somos demasiado considerados y cariñosos con nuestros soldados y que por serlo abusan del mimo que les damos. Ya verás, cuando invadamos Rusia, como también se quejarán del frío que hace allí. ¡Los conozco muy bien! ¡Son unos quejicas!
—Eso es muy cierto, mon grand général, lo que ocurre es que los soldados son un elemento imprescindible para las guerras, pues ayudan a ganarlas.
—Claro, claro. Eso ellos lo saben muy bien, y abusan. ¡Vaya si abusan!
¡Estos importantísimos documentos encontrados (como la gran mayoría de ellos por feliz casualidad) demuestran lo a punto que estuvieron esas famosas pirámides egipcias de convertirse en un gran muro protector de la capital del país galo!
(NOTA MUY SERIA. Napoleone Buonaparte vino al mundo en Ajaccio, capital de Córcega, y gracias a su prodigiosa inteligencia militar fue capaz de sumar, con su poderoso ejército, una victoria tras otra. Finalmente, esos soldados suyos, que él llamaba quijicas, fueron derrotados. Y, algún tiempo más tarde, este osado y ambicioso corso murió convertido, para el mundo entero, ecomo el mayor estratega que ha conocido nuestro planeta azul. Algunos de los muchos apelativos que se le han atribuido a Napoleón han sido: voluntad férrea, terquedad, ambición desmedida, soberbia, grandeza y crueldad. Este último, y muy merecido apelativo, porque en una operación tenaza cercó a los revolucionarios enemigos suyos y ordenó abatirlos a cañonazos tiñendo de sangre las calles de París. La fama lo ha convertido en inmortal. Hasta el día de hoy nadie ha sabido explicar porque conservaba tanto tiempo una mano metida donde la metía.)