PASEAN UN ABUELO Y SU NIETO (MICRORRELATO)

(Copyright Andrés Fornells)
Un abuelo y su nieto pasean por el parque. Hace una temperatura muy agradable. El otoño todavía no comenzó a desnudar los árboles caducifolios.
Están rodeados de gente. El anciano no se distrae, pendiente todo el tiempo de que el niño no se suelte de su mano y pueda correr algún peligro con los paseantes subidos en bicicleta o los paseantes con perros.
El niño sobrado de energía da continuos saltitos, el anciano marcha a pasitos cortos, cansinos, arrastrando mucho los pies.
De pronto ambos se detienen delante de un árbol centenario y levantan la vista a lo alto. El nieto se ha quedado observando a un avión cuyo plateado fuselaje resplandece bañado por el sol. Y piensa, ilusionado, que de mayor le gustaría ser piloto, conducir uno de estos impresionantes aparatos y surcar los cielos. El abuelo ha fijado su vista en un jilguero y recuerda que su abuelo le regaló uno cuando él era tan pequeño como ahora es su nieto, y piensa que, al igual que su abuelo también él se halla al final de su vida. Sus ojos se llenan de humedad. A pesar de los muchos avatares que ha pasado no tiene deseo alguno de morir.
Su nieto tira de él y le exige:
—Vamos, abuelo, que te paras por cualquier cosa.
El anciano esboza una mueca-sonrisa. La historia se repite. También él le decía algo parecido a su abuelo cuando de niño paseaba con él, y responde imitando la amarga reflexión de aquél:
—Veremos lo ligero que andas tú cuando seas tan viejo como soy yo.
Su nieto se ríe despreocupado. No entiende la vejez. Se halla todavía tan lejos de ella.