LA MILAGROSA INTERVENCIÓN DEL HADA SILVERMIST (CUENTO INFANTIL)

LA MILAGROSA INTERVENCIÓN DEL HADA SILVERMIST (CUENTO INFANTIL)

En el fondo de los mares, los ríos y los lagos existen fabulosas ciudades habitadas por duendes y hadas que viven tan ricamente en sus profundidades, igual que el resto de los mortales lo hacemos en grandes ciudades sobre la corteza terrestre. Una de las hadas más conocidas que moran estos reinos acuáticos es la bella y bondadosa hada del agua, Silvermist. Las numerosas personas que han sido favorecidas por ella, cuentan que su cuerpo desprende un brillo tan cegador como los rayos del sol reflejados en un espejo.

Os voy a contar una historia en la que la intervención del hada Silvermist fue realmente milagrosa.

Cierta noche muy oscura y nublada viajaban en un pequeño utilitario una madre y su hijita. El propósito de este viaje era visitar a un familiar que se había cambiado, recientemente, de casa y de ciudad. Ellas nunca habían estado antes en esa vivienda ni en esa ciudad. La mujer que conducía el coche se guiaba por la información que le iba procurando un GPS muy antiguo.

Todo fue bien para ellas hasta que llegaron a una zona de carretera que se encontraba en obras y, por lo tanto, bloqueada y con carteles explicando este hecho.

El GPS antiguo no podía ayudar a la conductora en esta complicación, por lo que la mala suerte quiso que la atribulada mujer retrocediera un trecho y escogiera una vieja carretera llena de baches que las zarandeaban a las dos.

—Mami, me estoy mareando —se quejó la pequeña.

—Lo siendo, cariño —lamentó la buena madre—. Ahí, a la derecha, veo otra carretera que parece estar en mejor estado que ésta. La cogeremos a ver. Es tan difícil conducir de noche --reconoció disgustada.

Había recorrido unos pocos metros de la nueva ruta cuando encontraron que esta carretera terminaba en un lago y, antes de poder evitarlo, el coche y sus dos ocupantes cayeron dentro. El automóvil comenzó a hundirse rápidamente.

Cuando sus desesperadas ocupantes comprobaron que no eran capaces de abrir ninguna de las puertas del vehículo, madre e hija, aterradas, empezaron a rezar pidiendo ayuda divina. El coche llegó al fondo del lago. Los faros dejaron de emitir luz y una aterradora oscuridad envolvió a sus horrorizadas ocupantes.

Esta mujer y su niña que habrían perecido irremediablemente, vieron de pronto surgir de las oscuras agua una deslumbrante luz. La emitía el hada Silvermist que, siendo testigo de su desgracia, tras abrir las ventanillas las sacó fuera del utilitario, y haciendo uso de sus bonitas alas multicolores las transportó por el aire hasta un lugar seguro de la orilla.

Las dos personas que ella acababa de salvar le mostraron inmenso y sentido agradecimiento, y le preguntaron cómo podían pagarle el maravilloso favor de haberles salvado la vida. Entonces este bellísimo ser sobrenatural, mostró una dulce sonrisa y, al tiempo que agitaba con gran rapidez sus alas mojadas para que con este veloz movimiento se secaran, les dijo:

—Me sentiré bien pagada si vosotras, cada vez que os veáis en la situación de poder ayudar a alguien, lo hagáis de inmediato.

Desde aquel día, en que madre e hija podían decir que habían vuelto a nacer, nunca han dejado de prestar ayuda a toda aquella persona que la necesita.

A quienes nunca han visto un hada, les hago una advertencia muy útil: Con las hadas ocurre una cosa curiosa, extraordinaria, y es que solo pueden verlas aquellos que creen que ellas existen.

(Copyright Andrés Fornells)