EXISTÍA UN ABISMO ENTRE AMBOS (RELATO)

EXISTÍA UN ABISMO ENTRE AMBOS (RELATO)

EXISTÍA UN ABISMO ENTRE AMBOS

(Copyright Andrés Fornells)

Ella era joven, bonita y tenía la capacidad de ilusionarse, intacta. Él tenía el cabello blanco y en su cara un mapa de arrugas gravadas por las penas y los desengaños de una vida desdichada. Ella se enamoró de la gentileza, de la experiencia y la bondad de este hombre mayor. Él se enamoró de la juventud, de la candidez y de las enormes ganas de aprender que mostraba ella, y cargado de sensatez le dijo:

—Muchacha, no podemos unir mis muchos años con los pocos tuyos

—¿Por qué no? —defendió ella—. Puedes enseñarme miles de cosas que muy posiblemente ningún otro hombre podría. Posees un caudal de poesía, de delicadeza, de ternura y mueres de ansias de entregármelo. Y yo muero de ganas de recibirlo. Olvida todo lo que crees nos separa. ¡Olvídalo, por favor! —suplicó juntando sus manos, llorosos sus bonitos ojos.

A él, el sentido común se le puso en contra: “No seas insensato. Ella empieza a vivir, y tu empiezas a morir. No tienes derecho a amarla”.

En su próximo encuentro él le dijo a ella todo esto. Ella sonrió, acarició su rostro y luego de besarlo con un amor que él jamás había conocido antes, le dijo:

—Únicamente tú puedes hacerme feliz. Y aunque sólo un día me fuera permitido disfrutar de ti, a mí me habría merecido la pena haber vivido.

El novelista dejó de escribir en su ordenador. Las lágrimas lo estaban cegando. Las secó con la manga de su camisa y con mano temblorosa cogió la fotografía de una joven que había muerto de cáncer unas pocas semanas atrás y la llenó de besos y de llanto.

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