ESAS MARAVILLOSAS PICTOGRAFÍAS RUPESTRES DE COLOMBIA (ANTEPASADOS LEJANOS)
Gracias al extraordinario trabajo de las comunidades locales han podido llegar hasta el día de hoy unas pictografías rupestres que datan de LA EDAD DEL HIELO, y que nos cuentan el paso de los primeros pobladores de la Amazonia colombiana.
Hace más de 12.500 años, grupos de indígenas cazadores-recolectores recorrían América por las profundidades de la selva amazónica y nos dejaron miles de pinturas rupestres distribuidas a lo largo de los abrigos rocosos de la Serranía de la Lindosa y el parque natural de Chiribiquete, en el departamento colombiano oriental de Guaviare.
En estas pinturas están reflejados algunos animales extintos. Entre otros el mastodonte, antiguo pariente del elefante que desapareció en Sudamérica hace más de 12.000 años. Y también paleolamas, camélidos, perezosos gigantes y caballos (demostración de que los equinos existían muchísimo antes de la llegada de los conquistadores españoles). Y también dibujos de plantas, modos de cada y de lucha, y convivencia de las comunidades que habitaron ese territorio hace miles de años.
A partir del 2011, la universidad pública del país (Colombia) lleva un registro de todas las pinturas halladas, con al menos ocho conjuntos de arte rupestre dentro de la Serranía, en lugares conocidos como el Cerro Azul, El Raudal, y Nuevo Tolima.
Alguna prensa sensacionalista ha dado a estas pictografías rupestres el exagerado y poco adecuado nombre de “La Capilla Sixtina del Amazonas”.
Este vasto conjunto de pinturas se encuentra en acantilados que se extienden a lo largo de 15 kilómetros y cuentan con decenas de miles de representaciones.
Entre quienes conocen esa zona tan agreste existe la convicción de que quedan más pinturas rupestres por descubrir.
Para quienes admiran las pinturas rupestres (como es mi caso) y lo desconozcan (que no es mi caso), añadiré que las pinturas rupestres de Altamira (España) ubicadas en Santillana del Mar, dentro de la provincia de Cantabria, datan de entre 36.000 a 13.000 años antes del presente y también merece mucho la pena visitarlas. Si deciden hacerlo, me darán la razón.
(Copyright Andrés Fornells)
