ENVÍA A ALGUIEN CON MIS COSAS (MICRORRELATO)

ENVÍA A ALGUIEN CON MIS COSAS (MICRORRELATO)

Él aprovechó que ella debía encontrarse en la oficina donde trabajaba, para dejarle en su contestador automático el siguiente mensaje.

Hola Luisa. Estoy alojado en la Pensión Desdichas, habitación número 193. Cuando te venga bien envía a alguien con mis cosas. Yo no volveré a verte nunca más. Yo quiero olvidarme hasta de tu nombre. Lo pronunciaré en este mensaje por última vez.

Tú sabes que te he amado con locura desde el primer día en que nos conocimos. Que te he amado lo máximo que un hombre puede amar a una mujer. Eras para mí la persona más hermosa de este mundo, física y espiritualmente. Antes me habría matado mil veces que traicionarte un solo instante.

Eras única para mí. Y tú me hiciste creer que yo era también único para ti. Tu traición me ha matado. No podré volver a creer más en nadie, porque sí tú fuiste capaz de engañarme, temeré que lo mismo podrá hacer cualquier persona que yo trate, cualquier persona a la que yo entregue mi amistad y no digamos mi amor.

Queriendo darte una agradable sorpresa, ayer regresé a casa, de mi viaje a Madrid, un día antes de lo que te había dicho. Y la sorpresa me la llevé yo al entrar en nuestro dormitorio y encontrarte con un hombre encima, desnudos los dos y fornicando.

No me fijé en él. No me importó su identidad. Era un simple cómplice en tu traición. Sólo me importaste tú y la expresión de placer que vi en tu cara, una expresión que hasta ese momento yo había creído tenías solo para mí.

No creo en el perdón. No creo en que el traidor no volverá a traicionar. Por lo tanto, no existe reconciliación posible entre nosotros dos.

Por favor, no trates ni de hablarme ni de verme. Ten la decencia de ahorrarme ese dolor, ya que no me ahorraste el de tu imperdonable infidelidad.

Por favor, envíame a alguien con mis cosas a la dirección que te he mencionado. No te deseo ningún mal. Únicamente deseo te sientas el resto de tu vida tan desdichada como desdichado me siento yo desde ayer. Hasta nunca.

(Copyright Andrés Fornells)