ÉL TENÍA MOTIVOS PARA NO IR (MICRORRELATO)

Silverio era un joven que creía en los presentimientos. Faustina era tan poco agraciada que cada vez que le decía a Silverio: “Ven”, él salía corriendo que se las pelaba. Un día que, por andar cojo, Silverio no pudo salir corriendo lo bastante rápido, terminó casado con ella.