EL MONO Y LA SIRENA (leyenda camboyana) --VIAJES--
(Copyright Andrés Fornells)
Camboya, como muchos otros paises de Asia, posee un buen numero de leyendas que pasan de padres a hijos. Aquí dejo constancia de una de esas leyendas que me contaron durante una corta estancia mía entre los risueños y amabilísimos camboyanos.
Hubo una vez un príncipe casado con una princesa cuya extraordinaria hermosura maravillaba a cuantos la veían. Un día esta hermosa princesa fue secuestrada por un malvado enemigo. Su marido, el príncipe, mantenía una estrecha amistad con el general del ejército de los monos, y le pidió ayuda. El general de los monos, cuyo nombre era Hanuman, reunió a su ejército y elaboró un plan para rescatar a la esposa de su amigo. El plan consistía en construir un puente sobre el mar y por medio de este puente llegar a la tierra donde tenían retenida a la princesa. Una vez allí lucharían, derrotarían a sus captores y la traerían de vuelta a su reino.
Bajo las órdenes de Hanuman, los simios comenzaron la titánica tarea de ir colocando pesadas piedras en el mar, una encima de la otra, con la intención de construir el puente planeado; pero pronto se dieron cuenta de un hecho sorprendente, desconcertante. Cada vez que iban a colocar una piedra nueva, descubrían que la piedra anterior había desaparecido. Esto ocurrió una y otra vez y al final, desesperados, fueron a comunicarle a su general este exasperante fenómeno.
—¡Qué raro es todo esto! —dijo Hanuman —. Voy a ocuparme inmediatamente de descubrir que está sucediendo.
Y el general reunió a los mejores nadadores de su ejército, se sumergieron todos en el agua, y no tardando en descubrir que un grupo de sirenas llevaban mar adentro las rocas que ellos habían colocado, arruinando de este modo su inteligente y arduo proyecto.
Entonces nadaron detrás de ellas que estaban capitaneadas por su reina Sovann Macha. Hanuman consideró sería la mejor de las estrategias capturar a la reina de las sirenas y convencerla de que ni ella ni sus compañeras debían destruir el puente que ellos habían comenzado a construir y que continuarían haciéndolo. Y astutamente la persiguió sin que ella se diera cuenta y cogiéndola por sorpresa logró rodearla con sus brazos e inmovilizarla. Sovann Macha se puso muy furiosa y se debatió con tanta fuerza que consiguió soltarse de él.
Y a partir de aquel momento ambos jugaron al escondite entre las rocas del fondo. A Sovann Macha no tardó en pasársele el enfado y empezó a reír, divertida, porque era mucho más diestra que Hanuman. Y entonces ocurrió un hecho extraordinario; viéndola tan grácil y hermosa, el general de los monos se enamoró perdidamente de la reina de las sirenas, y a partir de aquel momento en lugar de atacarla se dedicó a cortejarla. Y fue tan encantador, tan diestro en esta gozosa tarea, que ella también se enamoró de él. Y entonces cambió totalmente de actitud, pues ordenó a sus compañeras que, en lugar de destruir el puente ayudaran a los monos a construirlo.
Y pasado algún tiempo el puente estuvo terminado, el ejército de los monos pudo marchar por él, rescatar a la princesa y devolverla a su marido. Y a partir de ambos volvieron a ser muy felices juntos.
Y con resecto al baile que Hanuman y Sovann Macha realizaron dentro del agua, primero persiguiéndose y después cortejándose, es representado en algunas fiestas camboyanas por medio de figuras que representan a ellos dos.
Quien me narró esta antigua historia, resultó que desconocía el nombre del príncipe cuya esposa fue raptada y también el nombre de ella. Al parecer los protagonistas favoritos del pueblo eran el general de los monos y la reina de las sirenas. Y colorín colorado…