EL DIA EN QUE SATURNINO SEPULCRO SONRIÓ (MICRORRELATO)


EL DIA EN QUE SATURNINO SEPULCRO SONRIÓ
Saturnino Sepulcro es una persona muy seria. Debido a su notable seriedad, las más afamadas empresas dedicadas al próspero negocio funerario le ofrecieron la plaza de director de ceremonias mortuorias. Bien aconsejado por sus familiares, terminó aceptando la dirección del tanatorio  “Nunca serás más feliz que muerto”.
Ayer viernes, en el bar Los Claveles” a Saturnino le dijeron que era el día de la sonrisa y debía hacer un esfuerzo por enseñar sus dientes. 
—La gente solo piensa en chorradas –rechazó, despectivo. 
A los pocos segundos de haber dicho esto, Julita Levantamuertos, una rubia tan hermosa como una mañana primaveral, que se hallaba presente se sentó, abierta de piernas encima de los muslos del serio director de pompas fúnebres .
–¿Qué haces? —protestó él sorprendido.
–Si me dedicas una sonrisa te lo digo.
Él ofreció resistencia al principio, pero cuando las opulentas nalgas de Julita le hicieron un voluptuoso centrifugado, Saturnino no solo sonrió sino que le pidió precio. Ella se lo dijo. A él le pareció bien y los dos se marcharon risueños, cogidos de la cintura.
—No existe seriedad que no pueda ser vencida por una buena hembra que se lo proponga —filosofó el dueño de la taberna que no se sorprendía de nada desde una vez que  él tuvo un jilguero que cantaba flamenco.