EL BARRIO ROJO DE ÁMSTERDAM (MIS VIAJES ALREDEDOR DEL MUNDO)

EL BARRIO ROJO DE ÁMSTERDAM (MIS VIAJES ALREDEDOR DEL MUNDO)

El Barrio Rojo de Ámsterdam es conocido como la meca de la prostitución, las drogas y el sexo libre. Este lugar ha adquirido fama internacional en gran medida debido a que muchos medios de comunicación de todo el mundo se han ocupado de hacerles publicidad. Pues bien, para muchos este barrio es un ejemplo de libertad, progreso y avance vanguardista. Mientras que para otros es un centro de pecado, vicio y perdición.
En los escaparates de sus famosas calles hay mujeres que ofrecen sus servicios tras las ventanas de sus viviendas, compartiendo espacio con los populares cofee-shops. La ventana que se ve con la cortina echada significa que la mujer pública que allí ofrece sus servicios sexuales se halla ocupada entregando sus encantos a quién ha decidido comprarlos. Si se ve a uno o más posibles clientes esperando, haciendo cola, puede significar que allí se encuentra una hembra especial en más de un sentido.
En Holanda la prostitución es totalmente legal y está regulada por el estado. Las personas que ejercen esta profesión, casi tan antigua como el andar o el hurgarse la nariz, pagan impuestos como cualquier ciudadano y tienen seguridad social privada.
Además del comercio carnal mencionado ya, en este barrio existe el museo más antiguo del mundo dedicado al sexo. Los curiosos y estudiosos del tema pueden, en su interior, darle un repaso a la historia del placer más antiguo y que más seguidores ha tenido a lo largo de toda la historia de nuestro planeta, viendo y estudiando allí objetos curiosos y juegos sexuales de todo tipo.
El museo al que hago referencia se halla en la calle Damrak, muy cercano a la Plaza Dam y se llama “El templo de Venus”. A través de sus salas se puede hacer un buen recorrido sobre el amor sensual contemplando su amplia colección de imágenes eróticas, famosos cuadros sobre este excitante tema, fotografías y todo tipo de objetos relacionados con el sexo y el amor. Está abierto al público: Lunes a domingo de 10.00 a 23.30. 

No mencionaré ninguno de ellos para no privar a nadie de la sorpresa y la admiración que alguno de ellos causará a quienes los vean por primera vez, o rechazo en quienes poseen una alta sensibilidad puritana. También encontrarán estatuas animadas de tamaño natural haciendo cosas que escandalizan a los más impresionables, y una figura horrorosa de Marilyn Monroe.
Al final del museo hay una Sala Bizarra donde te advierten que las fotos que encontrarás allí pueden herir la sensibilidad de los muy sensible. Y hacen bien en advertirlo por-que así es. Una de las veces que estuve allí me fijé en una mujer mayor que rezaba el rosario, en una joven que sonreía pícaramente y en un hombre de mediana edad que se puso gafas de cristales muy oscuros. Aunque despertaron mi curiosidad, fui lo bastante discreto para no preguntarles por qué hacía cada uno de ellos lo que hacía, aunque me lo figuré.
Todo el material existente en este famoso museo ha sido coleccionado por sus dueños y se halla instalado en un edificio que fue construido durante el siglo XVII.
La entrada a este interesante lugar, la última vez que estuve (no daré fechas ni el precio que costaba la entrada para no levantar suspicacias a personas púdicas de mi entorno. La edad mínima para entrar en él es a partir de los 16 años.
A diferencia de otros lugares que solo quieren resaltar el sexo, este museo busca que cada uno de los visitantes se ponga en los zapatos, o mejor dicho, zapatillas, de las más de 900 mujeres que trabajan en este barrio. La empatía se logra con proyecciones, objetos y salas donde se aborda el grave problema del tráfico de personas y el proxenetismo.
Para no hacerles propaganda, no pondré el nombre de la tienda donde venden con la mayor naturalidad y legalidad semillas, droga, pastillas de marihuana, afrodisiacos, estimulantes sexuales, etc.
Aconsejo a las personas que se escandalizan fácilmente, que se impresionan fácilmente, que poseen una sensibilidad muy a flor de piel, que no se acerquen al Barrio Rojo de Ámsterdam porque a su alma pura no les hará ningún favor visitarlo.
Personalmente, por mi incurable sed de adquirir conocimientos nuevos, no me importa el enorme peligro que estos lugares encierren para mí, pues me siento obligado a conocerlos.
El trapecista, el cazador de leones, y lo mismo el torero, no ignoran que su arte y su temeridad pueden costarles muy cara. Pero su naturaleza les impulsa a asumir los riesgos que sean. Comprendámosles, admirémosles, y, si la suerte les es adversa, compadezcámosles.

(Copyright Andrés Fornells)