DOS TONTOS ENAMORADOS (MICRORRELATO)

Oh, mujer, cada vez que me entra el temor de perder este amor tuyo que tan imprescindible me es para seguir viviendo, colocó mi espalda contra la tuya, espero unos instantes, inmóvil, anhelante, acelerado de inquietud el ritmo de mi corazón, hasta que escuchó tu burbujeante risa divertida. Entonces me doy la vuelta y te descubro de nuevo, te miro al fondo de los ojos y ahí sigue manando esa catarata de amor que me enamoró en su día y sigue enamorándome, y te digo:
—Infinitas gracias, mujer, por existir, porque si no existieras tampoco existiría yo.
Entonces tú te ríes, ebria de ternura, y me respondes:
—Amor mío, me encanta lo tonto que eres.
Y a mí me tranquiliza comprobar que los dos continuamos siendo tan tontamente felices.

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