DOS AMIGAS ROMPEN SU AMISTAD DE AÑOS (RELATO)
A su regreso de una estancia de seis meses en Estados Unidos, Menchu visita a su amiga Tina. Después de abrazarse y cambiar las dos algunas amabilidades sobre lo guapas y sexis que están, Tina prepara té y ambas se sientan en el salón a tomarlo.
Menchu tarda muy poco en expresar algo que la sorprendió nada entrar:
—¿Qué os ha ocurrido a tu chico y a ti, que tenéis todas las losas del suelo rotas?
—Nada, que mi novio es muy infantil.
—¿Por qué dices que tu novio es muy infantil?
—Pues porque hasta que no desayuna no se quita de la boca el chupe con el que duerme.
—¿Tu novio duerme con un chupe en la boca? —asombrada la visitante.
—Bueno, todos tenemos nuestras rarezas. Y en su caso es muy útil pues con el chupete en la boca no ronca.
—Eso no explica lo de las losas destrozadas —razona Menchu empezando a sentir desasosiego.
—Lo de las losas rotas es porque a él le gusta hacer bailar la peonza.
—¿Y tú no le dices nada? —extrañada su interlocutora.
—Pues no. Yo, como lo quiero tanto, me pongo a hacer bailar la peonza con él.
Menchu, empezando a pensar que su amiga está enfermando de la cabeza le pregunta con sorna:
—Y tú, ¿cuándo comenzarás a chupar un chupe también?
—En cuanto llegue una caja que hemos pedido de chupetes que saben a miel.
Menchu, observando con ojos alarmados a su amiga, se pone de pie y dice:
—¿Quieres que te repita una gran verdad que me decía mi madre?
—¿Qué gran verdad te decía tu madre? —sonriendo bobaliconamente Tina.
—Pues mi madre me decía: Dios los cría y ellos se juntan.
—Que tonterías decía tu madre, ¿verdad? ¿Quieres que cuando lleguen esos chupes que estamos esperando te regale uno?
—No, gracias.
—¿Qué días te vendrá bien para venir a hacer bailar la peonza con mi chico y conmigo? —amabilísima Tina.
—Nunca volveréis tu novio y tú a verme el pelo.
—¿Por qué? ¿Qué mosca te ha picado? —perpleja su amiga.
—Me ha picado la mosca de que no quiero que vosotros dos me contagiéis vuestras originalidades.
—Hay que ver lo anticuada que eres —condena Tina.
Menchu le responde con un portazo. Tina sonríe despreocupada. Encoge los hombros, saca un chupete del bolsillo de su vestido, se lo pone en la boca y, como le apetece hacer bailar la peonza la saca del cajón de la mesita baja donde está el servicio de té que compartió con su anacrónica amiga.
(Copyright Andrés Fornells)