DÍA DEL PADRE: HOMENAJE A UN BUEN PADRE (MICRORRELATO)
(Copyright Andrés Fornells)
Igual como homenajeamos a una buena madre, debemos también homenajear a un buen padre. El mío, cuya modestia hacia columpio con su bondad, no se adornó nunca con los extraordinarios méritos que atesoraba. Enumerarlos aquí daría para un libro muy grueso y a él, por su ejemplar modestia, no le gustaría lo ensalzase yo en tan abrumadora medida.
Sólo mencionaré un detalle tan demostrativo de su amor por mí, que me conmovía siempre que mi madre me lo contaba. Cuando yo era muy chico, y fuera porque me estaban saliendo los dientecillos o por alguna otra dolencia propia de mi corta edad, yo me ponía a berrear en mitad de la noche, él se levantaba de la cama, me cogía en brazos y me paseaba pasillo arriba y pasillo abajo susurrándome ternezas. Y como sería de milagrosa la ternura de ese abrazo paterno, que al poco tiempo yo dejaba de llorar.
Padre, hoy no te tengo más vivo en mi presente físico, pero jamás dejarás de existir dentro de mi corazón incompleto desde que te fuiste sin quererlo tú, ni quererlo ninguno de todos cuantos de amamos tanto, ¡tanto!