COMPARACION ENTRE EL RUISEÑOR Y EL AVESTRUZ (MICRORRELATO)
Dos amigos, cerveza en mano, acodados en la barra de un bar hablaban de cosas pasadas.
—Nunca me contaste que ocurrió entre Encarnita y tú para que, de repente, rompierais vuestra relación.
El así preguntado sacudió sus hombros, como si de pronto sintiera alguna molestia en ellos, y explicó:
—Bueno, Encarnita y yo manteníamos una relación que más o menos funcionaba hasta que un día mientras yo cantaba en la ducha, ella me ofendió en tal medida que no pude perdonarla, y le dije que habíamos terminado.
—Pero ¿qué te dijo ella para que te sintieses ofendido en tal medida?
—Algo imperdonable me dijo. Me dijo: “Luis, no se hizo para la tosca garganta del avestruz el bellísimo canto del ruiseñor”.
—¡Je, je, je! ¿Tan bien crees tú que cantas?
—No has entendido nada —disgustado con la reacción de su amigo—. No me molestó que Encarnita no admirase mi forma de cantar, sino que claramente me comparase con un avestruz.
—En mi opinión, eres muy susceptible tú.
—¡Yo soy como a mí me da la real gana! ¿Estamos? —belicoso el que había sido acusado de cantar mal.
—Vale, vale —pacifista el otro—. ¿Desde cuándo te gusta cantar en la ducha?
—Desde que me ha dado la real gana. ¿Pasa algo?—desafiante.
El pacífico de los dos amigos, dejó unas monedas encima del mostrador y se dirigió hacia la salida. Antes de llegar a la puerta escuchó le decía el quisquilloso:
—¡Vete a buscar a Encarnita, que es tan faltona como tú faltón! ¡Haréis buena pareja!
Pensndo en la hermosura de Encarnita, el amigo, en cuanto pisó la calle la llamó a su móvil y, cuando ella se puso al aparato, después de identificarse le preguntó demostrando un interés apasionado:
—Encarnita, ¿estás sola en casa?
—Sola estoy, corazón. ¿Quieres venir a hacerme un rato de compañía?
—Salgo hacia ti, a velocidad supersónica. Y no te preocupes que yo no soy de los que cantan en la ducha.
Los dos rieron a costa del que cantaba igual que los avestruces y había dejado libre a Encarnita para disfrute del que iba ya corriendo por la calle dispuesto a amarla como ella necesitaba, y él también.