ALGUNAS RAZONES POR LAS QUE QUIERO TANTO A MI PERRO (MICRORRELATO)

ALGUNAS RAZONES POR LAS QUE QUIERO TANTO A MI PERRO (MICRORRELATO)


Cuando llego a mi casa, la mitad de los miembros de mi familia ni contestan mi saludo, en cambio mi perro corre hacia mí, salta y baila de alegría, feliz de verme y me lame la mano que es su forma de decirme: ¡te quiero, te quiero, te quiero...!
Propongo ir a dar un paseo, y todos los miembros de mi familia ponen excusas para no acompañarme, mi perro, por el contrario, se vuelve loco de contento, me abraza, canta ladrando y se viene conmigo a donde sea. Al infierno se vendría él conmigo, si allí fuera yo (que ya veremos si al final no voy, solo y sin compañía).
Mi perro nunca discute conmigo, nunca está de morros conmigo, nunca me pide cosas caras, y es que mi perro no me quiere por el interés. Su cariño es desinteresado, generoso, sublime.
Mi perro no se acuesta conmigo, porque no se lo permitimos, pero estoy seguro de que si lo hiciera no me daría la espalda, ni me condenaría a un hosco silencio porque no le he concedido este o aquel capricho.
Mi perro, cuando me ve triste se preocupa por mí, hace todas las tonterías de este mundo para hacerme sonreír, cuando no reír. ¡A mi perro le importo! ¡Le importo más que cualquier otra cosa de este mundo, huesos incluidos!
Mi perro no presume de nada, no tarda dos horas en arreglarse cada vez que hay que ir a algún sitio, ni se encierra en el cuarto de baño durante una eternidad obligándome a salir a la calle para no orinarme encima. Y es el único en mi casa al que le doy una orden y me hace caso.
Mi perro, si alguien se acerca a mí, amenazador, le gruñe y le enseña los colmillos advirtiéndole que él está conmigo, y está absolutamente dispuesto a defenderme a cualquier precio.
Por todo lo expuesto anteriormente, y mucho más que me callo para no buscarme problemas gordos, me voy a llevar un disgusto de muerte si no existe un cielo para los perros pues el mío, sin duda por sus bondades, fidelidad y ternura hacia mí, tiene ganado de sobra un puesto de honor en él.
Y perdonadme si no continúo elogiando un poco más las extraordinarias cualidades que posee mi perro, pero es que se ha hecho la hora de sacarlo de paseo. Voy a coger la bolsita higiénica por si se le ocurre hacer caca en la calle, la letrina favorita de estos adorables y fieles animales. Hasta luego. 

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