YO TENÍA PROBLEMAS DE INEXPERIENCIA (MICRORRELATO)

YO TENÍA PROBLEMAS DE INEXPERIENCIA (MICRORRELATO)

La gente temeraria e inexperta suele menospreciar, quitar a la experiencia la enorme, necesaria, imprescindible importancia que tiene.

Cuando yo era un adolescente apasionado, que tenía sueños muy sensuales y durante los mismos se me rendían todas las hembras cuya hermosura deslumbraba mis ojos, encendía mis sentidos y me destrozaba el pecho en anhelantes suspiros, mis relaciones con las féminas me duraban poco, pues yo desconocía la fórmula que permite conseguir relaciones duraderas.

Un día, llegado yo a la mayoría de edad y pasándome por encima los años sin comerme yo una rosca, en materia de amoríos, hablando con mi hermano mayor de este asunto que me causaba frustración en lo moral, angustiante dolor en el corazón y mil erecciones inútiles, él me transmitió su experiencia. Y a partir de ese momento, mis relaciones con las muchachas se me hicieron, en algunos casos, incluso excesivamente duraderas según mi conveniencia y deseos.

La experiencia que me transmitió mi hermano mayor fue: mirar a una mujer con ojos maravillados como si fuese una diosa única, respetarla con extremada galantería, amarla con sincera pasión y decirle a todo cuanto ella quería: <<Sí, cariño, será como tú deseas, yo vivo única y exclusivamente para hacerte feliz>>.

Tuve mil problemas siguiendo su consejo, pues mi hermano no me enseñó cómo hacer para deshacerme de una mujer enamorada que no renunciaba de ninguna manera a mí, me seguía a todas partes y que si pillaba la gripe me enviaba a su madre para que me vigilase. Su madre se llamaba Penélope, era viuda y bellísima.

Finalmente, para librarme de esa enamorada agobiadora me casé con su madre y nunca me he arrepentido ni me arrepentiré de ello, pues esa maravillosa mujer hace el amor con una intensidad, pasión y ternura inigualables, y además añade a esta importantísima cualidad el ser una cocinera extraordinaria.

Mi hermano lo lleva peor que peor con las enamoradas que no quieren soltarlo, pues para librarse de ellas no encuentra otra solución que abandonar nuestro país y, por esa causa no para de viajar y tener disgustos con las maletas que le pierden y los idiomas diferentes que se ve obligado a aprender para que lo entiendan y entender él.

(Copyright Andrés Fornells)