YA NO HACEN FALTA NI EL CEREBRO NI LA MEMORIA (REFLEXIÓN)

YA NO HACEN FALTA NI EL CEREBRO NI LA MEMORIA (REFLEXIÓN)

YA NO HACEN FALTA NI EL CEREBRO NI LA MEMORIA

(Copyright Andrés Fornells)

Hubo un tiempo que empieza a hacerse lejano, en que los seres humanos tenían cerebro, memoria, criterio propio, confianza natural, y empleaban la experiencia fiable propia, de familiares, de amigos o de conocidos.

En la actualidad los humanos no emplean el cerebro y éste se les va quedando cada vez más pequeñito. Tampoco emplean la memoria, pues cualquier dato que necesitan lo tienen archivado en su teléfono móvil o en su ordenador. Solo tienen que buscarlo con la vista, que les sigue funcionando todavía; buscarlo, encontrarlo, realizar un clic y ya saben cuándo es el cumpleaños de su madre, de su suegra y de toda aquella persona que consideran merecedora de ser felicitada.

Que necesita saber cuántos son 2 + 2, se busca en el móvil y te da la respuesta sin que tú hayas realizado el más mínimo esfuerzo mental: cuatro, te muestra ese aparato.

Que tienes problemas con los hijos: se drogan, te roban, no te respetan, te pegan. Directo al internet del móvil. Allí varios cientos de supuestos expertos, con media docena de títulos universitarios cada uno (y posiblemente la mayoría de ellos sin prole de la que tener que cuidarse), te darán igual número de soluciones distintas que, no importa cuantas de ellas lleves a la práctica, ninguna te funcionará.

Antes de la creación de ese endemoniado trasto, cuando tenías un problema con un hijo, y no eras capaz de solucionarlo por ti solo, acudías a tus padres y ellos te decían:

—Hazles a tus hijos lo mismo que nosotros te hicimos a ti y ya has visto que ha funcionado. Eres un hombre honrado, trabajador, bondadoso, caritativo, sensato y buen ciudadano.

El terrible drama ahora ocurre cuando al individuo actual, el teléfono móvil se le extravía, se lo quitan o queda sin batería. Entonces, como el ser humano actual se ha convertido en un robot, se queda igual que uno de ellos cuando les falta la energía que le hace funcionar: se queda parado, sin saber qué hacer. ¡Se ha quedado sin cerebro, sin memoria y sin tener a quién o a qué obedecer! Pobrecito, qué lástima da, ¿verdad? Pues en esta vida cada uno tiene lo que elige, incluidos los gobiernos desastrosos.

Read more