VALORACIÓN MÁXIMA DE UN BESO: 10 (RELATO)

VALORACIÓN MÁXIMA DE UN BESO: 10 (RELATO)

Martita Gómez se consideraba una muchacha moderna, osada y bastante desinhibida. Cuando veía, pasando por la calle a un chico que le gustaba, se iba hacia él y lo detenía haciéndole una pregunta de lo más tentadora:

—Oye, soy catadora de besos. ¿Puedes darme uno a ver si me gusta?

Exceptuando algún joven extremadamente tímido, misógino o que tenía otras preferencias a las femeninas, todos los demás aceptaban, risueños y excitados, su propuesta pues Martita era, en lo físico, lo que los golosos llaman un bombón.

—Encantado --solía decir el requerido--. Entreabre esa boquita de frambuesa y veamos si te gusta mi beso.

Martita se dejaba besar, besaba a su vez, y al final de esta experiencia se despedía con una frase simpática:

—Bien. Te doy un cinco, bonito.

—¿Y eso qué significa? —pedía el así valorado.

—Significa que si merecieras un diez, te permitiría besarme de nuevo.  Contigo no va a ser así. Adiós, cariño —burlona.

Y se alejaba ella contoneando provocadoramente su respingada y doblemente esférica retaguardia.

Martita siguió un tiempo con su sensual experimento hasta que conoció a Darío Fuentes, que la dio un beso que la dejó sin aliento, temblorosa de piernas y viajando por el universo de los placeres supremos. Cuando pasado un tiempo regresó del gozoso viaje tenido logró balbucir, rendida:

—Te doy un diez, pero mereces un mil. Y pongo en tus manos mi vida para lo que tú quieras hacer con ella.

Darío Fuentes sabía también valorar los besos merecedores de un diez, así que a Martita le cogió la palabra y, en la actualidad, ella vive convertida en una esclava de Darío: lava, plancha, limpia y cocina para él y para los críos que él le va haciendo.

Y mientras ella ocupa en estas labores todo su tiempo y sus energías, Darío Fuentes se entretiene besando a otras, y sin tomarse la molestia de valorarles los besos.

Martita sigue tan enamorada de Darío que se pelea furiosamente con todo aquel que critica la conducta de su amado por considerarla machista, abusiva y condenable.

Por mujeres como Martita se acuñó la frase: El amor es ciego.

(Copyright Andrés Fornells)

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