VALORACIÓN DE DOS AMANTES INFIELES
Todos los encuentros secretos que teníamos, Azucena y yo, los coronabamos con desenfrenado, deslumbrante, exhaustivo sexo; e inevitablemte, después de la explosión de placer caíamos en un oscuro abismo habitado por la decepción, por la paradoja de habernos amado tan bien, no obstante haber invertido tan poco amor.
Casimiro Huevoduro era un campesino dueño de un terrenito del que iba sacando para vivir él y su burro. A su burro lo tenía trabajando de sol a sol y mal alimentado, y, además de no agradecérselo, Casimiro le propinaba alguna que otra patada y chorro de insultos cuando el
Mi abuelo era un humilde campesino y, como la mayoría de los hombres que se han ganado el sustento, trabajando duramente desde la niñez, conocía poco de lo que enseñan los libros por falta de tiempo para acudir a una escuela, y conocía mucho de lo que enseña la vida.
Dos mujeres cercanas a los cincuenta se encontraron, inesperadamente, en un desfile de modas. Aunque llevaban, más de veinticinco años sin verse, se reconocieron inmediatamente. Durante su adolescencia y primera juventud, ellas habían mantenido una estrecha, sincera y cariñosa amistad. Después habían dejado de verse y comunicarse durante décadas. Demostraron
Jóvenes, no sean arrogantes. No crean que lo saben todo. Cúrense en humildad. Considérense alumnos, En vez de maestros. Cuando ellos tengan la amabilidad de dárselos, escuchen los consejos de los viejos, no porque ellos sean sabios o dueños de la gran verdad, si no porque tienen mayor experiencia en