UNA DIETA MUY SABIA (MICRORRELATO)
UNA DIETA MUY SABIA
Un nutricionista del alma me aconsejó: Para ser feliz elimina de tu dieta diaria: el odio, la envidia y la maldad.
UNA DIETA MUY SABIA
Un nutricionista del alma me aconsejó: Para ser feliz elimina de tu dieta diaria: el odio, la envidia y la maldad.
Ella pertenecía a ese grupo de mujeres cuyo voluptuoso vaivén de carnes prietas y bien curvadas excitan a los hombres hasta el punto de llegar a perder la cabeza por ellas. Al tipo duro, esta hembra de bandera, lo tenía muy encoñado. Llevaban tres semanas de ardiente y agotadora relación
Tus manos fueron, al principio, lo recuerdo muy bien: suaves como el terciopelo, cálidas como la brisa primaveral y, a mis ojos, las más bellas manos del mundo. El contacto de tus manos, cuando me acariciaban, me producía un embeleso y una felicidad tan grandes que a mí se me
En los últimos años, el desenfrenado crecimiento de la ciudad había acabado encerrando dentro de un cinturón de altos, feos y baratos bloques de pisos el que fuera en otro tiempo aislado cementerio. Su interior se hallaba dividido en dos partes: la parte vieja y la parte nueva. En la
Se amaban con locura. Lo descubrieron cuando ninguno de los dos era ya, legalmente libre, pues ambos eran prisioneros de esas cárceles dentro de las que la sociedad y la familia encierra a los individuos dejándoles sin el tan preciado don de la libertad. Convertidos en delincuentes por las leyes