UN RAMITO DE VIOLETAS (MICRORRELATO)
UN RAMITO DE VIOLETAS
Cosme Valero, apiadándose de una pobre mujer que en la vía pública vendía ramilletes de violetas colocados en el suelo encima de un papel de periódico, le compró uno.
Dio algunos pasos y, viendo a una muchacha risueña que se acercaba en dirección contraria a la llevada por él, se detuvo delante de ella y mostrándole una encantadora sonrisa le regaló el ramillete recién adquirido diciendo:
—Toma, sin conocerte aún, lo he comprado para ti.
La desconocida, tras un primer momento de sorpresa, le preguntó demostrando poseer muy buen sentido del humor:
—¿Cómo te llamas, forastero?
—Cosme.
—¡Vaya! Precisamente anoche soñé con un príncipe que se llamaba Cosme.
—¡Qué interesante! Cuéntame más cosas sobre ese sueño tuyo, por favor.
—Con mucho gusto lo haría, pero yo voy en dirección contraria a la que llevas tú.
—Eso lo corrijo yo inmediatamente tomando la dirección adecuada, que es la tuya.
Y a partir de aquel momento echaron a andar ambos en la misma dirección. Ella con el ramito de violetas en su mano, y él observándola ilusionado.
Cincuenta años más tarde él seguía regalándole violetas, y ella recibiéndolas ilusionada.