UN MUY LARGO DESEO CUMPLIDO FINALMENTE (MICRORRELATO)

En mitad de una manifestación organizada contra los nuevos recortes sociales realizados por un gobierno sudamericano, se encontraba un anciano de aspecto achacoso que, por su avanzada edad habría estado mejor siendo cuidado en un hospital que allí en una violenta protesta multitudinaria. Un adolescente picado por la curiosidad se acercó a él y, respetuosamente, le preguntó:
—¿Qué edad tiene usted, abuelo?
El hombre viejo, que jadeante y aturdido daba muestras de enorme cansancio metido en aquel follón de gritos, golpes y carreras tardó un tiempo en poder contestarle con voz débil, entrecortada:
—Cumplí 90 años el pasado mes de febrero.
—¿Y qué hace usted tan viejo como es y con aspecto de tener muy poca salud, metido aquí en este ruidoso, asfixiante jaleo?
—Es que he tardado todo ese tiempo en perder el miedo a la brutalidad policial y he decidido que ya me da lo mismo morir de muerte natural que de muerte violenta.
–Joder es usted un héroe –admiró el joven–. ¡Cuidado, abuelo, que están disparando balas de goma–se agachó el joven al ver venir una de ellas evitando con este buen reflejo le diese a él, pero sí le diera al anciano quien cayó al suelo. Mostraban una sonrisa heroica sus resecos labios mientras en su frente engordaba un gran chichón.
—Soy un valiente —musitó antes de perder el conocimiento.
Compadecido, el joven permaneció a su lado. Varios componentes de la brigada antidisturbios pasaron por el lado de ambos y creyéndoles dos pacíficos ciudadanos arrollados por los que huían los libraron de sus porras y disparos. Acudieron dos camilleros junto a ellos y atendieron al viejo inconsciente.
--No te preocupes por tu abuelo, chico --le dijo uno de ellos--. Lo llevaremos inmediatamente al hospital y allí lo atenderán.
El joven estudiante, detenido en la acera, observó como se alejaba el vehículo. Sintió preocupación y tristeza por el anciano. Preocupación por si el disparo en la frente había tenido fatales consecuencias para él, y tristeza por lo caro que podía costarle haber tardado 90 años en realizar un gesto de valentía.
(Copyright Andrés Fornells)