UN MAL ENCUENTRO (RELATO NEGRO)
Fue un encuentro casual. La mujer era bastante mayor. Su rostro estaba demacrado, envejecido por los años y el abuso de maquillaje; sus carnes blandas, descolgadas, blancuzcas, despertaron un extraño morbo en el hombre que ella había conocido en un bar y llevado a su sórdido, lúgubre y sucio piso.
Ella lo miraba con aire de insensata superioridad porque él quería algo que ella podía venderle y se creía con derecho a despreciarle.
El deseo del hombre había muerto en cuanto la vio desnuda, pero no la odiaba todavía. El odio le vino cuando ella comenzó a burlarse porque él no reaccionaba a su obsceno manoseo, a mortificarle diciéndole que él no necesitaba una mujer, sino un hombre.
Ella no debió herirle. No debió gozar humillándole. Sus ojos brillaban cargados de malicia, agrandados por el maquillaje, su boca pintarrajeada se torcía de manera odiosa.
Despertó en su acompañante un deseo irresistible de borrar para siempre aquellos gestos tan ofensivos. Recorrió su mirada el feo, ajado rostro femenino deteniéndose en la garganta llena de arrugas ya.
Una nube roja surgió del interior de las rugientes entrañas del hombre. Nube que creó una idea que le martilleó dolorosamente las sienes enloqueciéndolo. Dio un paso hacia la mujer. Ella se asustó cuando las trémulas manos masculinas se cerraban en torno a su cuello. No le sirvió de nada la desesperada lucha que entabló. El grito de pánico que quiso lanzar se ahogó en su garganta.
Estaba sentenciada. Nadie la podría salvar
(Copyright Andrés Fornells)