UN HOMBRE, UN GATO Y UN HAMSTER (RELATO)
(Copyright Andrés Fornells)
Existen muchos hombres que nacen infieles y además ambidextros. Esto le acontecía a un tal Jerónimo Calixto. Este hombre poseía muy buena salud y dos manos muy hábiles, para lo que a él le interesaba. Pero la vocación preferida suya era la ociosidad. Vocación que le permitía practicar su esforzada esposa, Melisa Fuertes, manteniéndole a cuerpo de rey, esclavizada ella, trabajando de sol a sol.
Jerónimo Calixto había nacido con una poderosa inclinación a la infidelidad, y en cuanto su laboriosa cónyuge marchaba al trabajo, él llenaba su ociosidad llevando a casa mujeres que se encontraban tan ociosas como él.
Testigo de sus continuas infidelidades era "Dormilón, un gato que tenían y que, haciendo honor a su nombre, dormitaba todo el tiempo y, hacía gala de gran discreción no contándole a su dueña la clase de hombre tan cochino que tenía por marido.
Pero esto cambió cuando Melisa Fuertes adquirió un hámster al que puso el nombre de “Justiciero”. Este roedor no fue tan discreto como “Dormilón”, y enseguida contó a Melisa, detalladamente, las infidelidades que su marido cometía. Cuando Melisa tuvo conocimiento de todas aquella traiciones, puso a su consorte de patitas en la calle, con lo puesto y un bocadillo de mortadela, última muestra suya de conmiseración. En la actualidad Jerónimo Calixto lleva una vida de harapiento mendigo por no haber sido lo bastante inteligente para enseñarle a “Dormilón” a hacer lo que desde tiempo inmemorial les han hecho siempre los gatos a los ratones.