UN DESEO AFÍN (RELATO ERÓTICO)

UN DESEO AFÍN (RELATO ERÓTICO)

UN DESEO AFÍN

Con Alicia me ocurrió una cosa extraordinaria. Estábamos en el saloncito de su casa. Sus padres habían salido. Ella comentó que sentía calor. Y para demostrármelo comenzó a quitarse ropa. Y con cada prenda que ella se quitaba, al que le iba aumentando el calor era a mí.

Para los que no hayan entendido mi reacción, les explico que lo nuestro fue un claro caso de contagio. Alicia me contagió su calor. Y yo le contagié mis ganas de hacer el amor. Nuestras ropas, amontonadas y mezcladas en el suelo, disfrutaron de lo lindo una encima de otras, y Alicia y yo, en el dormitorio de ella y en lo alto de una cama, disfrutábamos muchísimo más.

Es muy cierto que la dicha absoluta no existe. Tengo numerosas pruebas de ello. En vez de librarnos del calor que en un principio padecíamos, a Alicia y a mí el calor nos aumentó hasta el punto de hacernos sudar.

¡Mecachis de los mecachis! Antes de que alcanzásemos la explosiva cima del placer llegaron sus padres, yo tuve que esconderme debajo de la cama y, envuelta en una toalla Alicia explicarle a su madre que ella estaba de aquella guisa porque justo en aquel momento iba a meterse en la ducha.

Afortunadamente para mí, aquella casa estaba en una planta baja y las ventanas no estaban protegidas con rejas.

Un primo mío tuvo una experiencia parecida a la mía y se rompió una pierna al escapar por la ventana de un tercer piso por la llegada inesperada del marido celoso de la mujer que le era infiel con este desafortunado pariente mío.

En la escayola de su pierna quebrada yo le escribí: <<A los que respetan Los Diez Mandamientos, no les ocurren este tipo de cosas>>.

Read more