UN CURA Y LOS PECADOS DE ARTURITO (MICRORRELATO)
(Copyright Andrés Fornells)
ESOS TIERNOS TIEMPOS DE ANTES
UN CURA Y LOS PECADOS DE ARTURITO
Arturito caminó hacia el confesionario, enfurruñado, disgustado. Llegó delante del mueble detrás del que se encontraba don Benito, el cura. Antes de arrodillarse giró el cuello y miró hacia donde, distanciada de él unos cuatro metros, se hallaba su madre observándole con ojos de juez inquisidor, los brazos cruzados y golpeando el suelo su pie derecho, con un tic característico suyo cuando estaba muy enojada con él.
El sacerdote ya había tenido tiempo de reconocerlo a través de la rejilla de madera.
—Vaya, ya tenemos aquí al mayor pecador del reino.
—Ex pecador, padre, porque en la última semana no he cometido ni el más pequeño de los pecados.
—Eso vamos a verlo enseguida —escéptico el representante de Dios en la tierra—. ¿Has estado robando fruta?
—No, padre, Gustavito lo ha estado haciendo por mí.
—¿Y tirando de los pelos a las niñas?
—No, padre, Gustavito lo ha estado haciendo por mí.
—¿Y disparándole piedras con tu tirachinas a los gatos?
—No, padre. Gustavito lo ha estado haciendo por mí.
—¿Y tú que has hecho durante toda la semana? —incrédulo el eclesiástico?
—He estado en cama pasando una gripe de caballo.
—Ya me extrañaba a mí —don Bonifacio entendiendo ahora lo sucedido—. Dile a Gustavito, que venga a verme urgentemente.
—Gustavito no vendrá a verle, ni urgentemente ni de ninguna otra manera —contundente el niño.
—¿Y eso por qué? —indignadísimo el hombre con alzacuello blanco.
—Porque Gustavito se ha convertido en ateo.
—Pues que vengan su padre urgentemente a verme.
—Gustavito se ha convertido en ateo, porque antes lo han hecho sus padres.
—¿Y por qué se han convertido en ateos sus padres? —furioso e incrédulo el cura.
—Pues porque el demonio les dijo el lugar exacto del jardín de su casa donde estaba enterrado un tesoro, y ahora son ricos.
A don Bonifacio le dio algo y colapsó. Arturito fue junto a su madre y le dijo:
—Mamá, llama al sacristán. A don Bonifacio le ha dado un algo y se ha quedado como dormido.