TRISTES, IMBORRABLES RECUERDOS (VIVENCIAS MÍAS)

TRISTES, IMBORRABLES RECUERDOS (VIVENCIAS MÍAS)

Recuerdo que un anciano situado

a mi lado y al que yo no conocía de nada,

colocando sus compasivas manos sobre

mis débiles hombros me dijo, cuando

siendo yo muy niño me vio, afligido,

llorar durante el entierro de

mi entrañable abuela Rosa,

que el llanto lo había inventado Dios

porque a menudo nuestras palabras

no saben expresar sentimientos tan dolorosos que sí saben demostrarlos las lágrimas.

Después de escucharle

sentí alivio y consuelo. Cuando

volví la cabeza para mirarle de nuevo,

aquel hombre muy mayor había

desaparecido. Solo entró en mi vida

durante dos minutos escasos y se quedó

ya para siempre en mi memoria.

La hermosa condición que poseen los poetas

es que pueden calarte muy hondo

con pocas y muy sentidas palabras.

Descansen en paz aquellos

que hemos amado con toda nuestra alma.

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