TIEMPOS MODERNOS Y TIEMPOS ANTIGUOS (MICRORRELATO)

—Ay, Amparo, tenía tantas ganas, y me di tanta prisa en venir a verte que aparezco ante ti descalzo y sin ropa interior.
—Pues sosiégate, adorador mío, regresa a tu casa, cálzate, ponte ropa interior y luego regresas junto a mí para irnos los dos un rato a patinar a la pista de hielo.
—Ese no es el plan que traía yo —protestó él, desencantado.
—Pero sí es el plan que te propongo yo. Y es de caballeros, respetar los deseos de las damas.
—¿Y no es de damas respetar los deseos de los caballeros?
—No. Y no voy a ser yo quien me salte esas reglas que cuentan con milenios de antigüedad.
—Pues sabes qué te digo: que el hombre prehistórico era, con todo su primitivismo, bastante más dichoso que el actual.
—No te sulfures, Abelardo, que cuando terminemos de patinar te permitiré vayas a cazar un dinosaurio para nuestro almuerzo.
Las carcajadas que se escucharon a continuación fueron solo femeninas.