SOBRE LOS PARÁSITOS (PÍLDORAS FILOSÓFICAS)

Laurita era una chica atrevida, desenvuelta, provocadora. Con sus ropas ajustadas, amplios escotes y faldas cortas recibía por todas partes donde iba, miradas libidinosas masculinas recorriéndola impúdicamente, y algún que otro requiebro subido de tono. Leandro era un chico estudioso, recatado y solitario, con romántica palidez facial y que, habitualmente,
El niño era muy pequeño. En sus grandes y bellos ojos brillaban todo el tiempo el asombro y la admiración por todo aquello que veían y consideraban maravilloso. Vivía con sus padres en una casita adosada en cuya parte delantera tenían un jardincito que medía unos veinte metros. En este
Ella permaneció en el andén agitando el brazo y manteniendo su sonrisa hasta que la distancia quitó de su vista al hombre que se marchaba en el tren. Entonces dejó escapar un suspiro de alivio y decidió que, a partir de aquel momento él se convertiría en un recuerdo que
Por habérmelo pedido Nati, yo llevaba una semana sin verla ni hablar por teléfono con ella. Inesperadamente, un lunes por la mañana nos encontramos en el banco. Ella se iba ya. Sonrió al verme, evidenciando contento. —Hola, Nati, si me esperas un momento podemos tomar un café juntos, ¿te parece