SOBRE EL: ¡SÁLVESE QUIÉN PUEDA! (PÍLDORAS FILOSÓFICAS)

Carmen Almaña era bonita, coqueta e inteligente. Desde muy temprana edad descubrió que casi todos los hombres que no han perdido sus cualidades varoniles sucumben fácilmente a los encantos femeninos bien empleados por las mujeres que les gustan los hombres y saben rendirlos con su seducción y su conocimiento de
Adiós Lucrecita, que te vaya bien. Te fuiste dejándome el corazón roto en mil pedazos, un puerco trapo de cocina, una novela a la que le faltaban las veinte páginas finales, y una gata coja. El trapo de cocina lo tiré a la basura porque estaba muy sucio y roto.
MI TÍO PASCUAL YA HABÍA LEÍDO EL MEJOR DE TODOS LOS LIBROS Adquirida un servidor merecida fama entre mis familiares de ser un empedernido lector, por llevar mi extraordinaria pasión lectora hasta el extremo de estar leyendo siempre dos o tres libros a la vez (uno puesto en mi mesita
Un ladrón había conseguido escalar el muro de una lujosa villa, desconectar la alarma, entrar dentro de la vivienda y, alumbrándose con una linterna llegar hasta el despacho de los propietarios. Recorrió con el foco de luz toda la estancia para finalmente detenerse delante de un cuadro en el que