REPARAR UN CORAZÓN MORIBUNDO (MICRORRELATO)

Agustín Solís salió de la consulta de un famoso especialista, presa de una honda angustia y un mortal desánimo. El prestigioso cardiólogo le había entregado el resultado de las exhaustivas pruebas que le había realizado. Él les había dado un rápido repaso y aceptándolas reconoció:
—Mi corazón se encuentra tan dañado que, si no hago un esfuerzo extraordinario por repararlo, tengo mis días contados.
—Sin la menor duda—categórico el eminente facultativo.
—Y si sigo las indicaciones que usted me recomienda aquí, al final de las pruebas que me ha hecho, existen para mí algunas posibilidades de curarme —esperanzado el consultante.
—Sí. Probablemente le parecerá cosa de magia, pero puedo asegurarle por todos mis profundos estudios y mi experiencia, que funciona en muchos casos.
Agustín Solís pagó la consulta al doctor y salió a la calle. Con pasos cansinos, caídos sus hombros por la aplastante carga del pesimismo, con un gesto de la mano detuvo un taxi y dio al taxista la dirección de su casa.
Llegado a su vivienda, tal como le había aconsejado el cardiólogo que hiciera, colocó en fila las fotografías de las personas que más importancia habían tenido en su vida y, con el llanto rodando por sus mejillas les pidió perdón por las ofensas y el olvido con que les había pagado todo el bien y todo el amor que había recibido de ellas. Poco a poco fue comprobando que la cura mágica que el eminente doctor le había aconsejado realizar, estaba haciéndole efecto.
La opresión que llevaba tanto tiempo sufriendo en su pecho, acompañada de intensos dolores estaba desapareciendo paulatinamente, y cuando llegó a la fotografía de su madre y le pidió perdón por las innumerables muestras de desagradecimiento que por su parte había recibido toda la infinita generosidad y toda la inmensa ternura recibida de parte de ella a lo largo de tantos y tantos años, y sus lágrimas de arrepentimiento bañaron por completo su rostro, este mal amante y mal hijo comenzó a sentir que su corazón empezaba a latir con mayor vigor y le creció el convencimiento de que había iniciado su reparación.

Read more