
UNA PALOMA CAGONA (MICRORRELATO)
Gustavo Botijo vivía solo. Le gustaban mucho las mujeres rubias, pero a las mujeres él les gustaba poco, posiblemente porque nunca sonreía y porque mostraba siempre cara de estar enfadado. Ya fuese por casualidad o la mala intención que al parecer algunos les atribuyen a ciertas aves, una paloma acostumbraba