LOS LADRONES NO RESPETAN NADA (MICRORRELATO)


LOS LADRONES NO RESPETAN NADA

(Copyright Andrés Fornells)
Pancracio Tontoelhaba se creía seguro en su pobreza. ¿Qué podían robarle a él, los ladrones, si era más pobre que un ratón de iglesia, expresión que Pancracio Tontoelhaba había aprendido de un mendigo inglés, tan loco el hombre que se peinaba los pocos pelos que aún quedaban en su cabeza con una sierra de jardinero? Una noche, mientras dormía en el banco de un parque, a Pancracio Tontoelhaba le quitaron la dentadura postiza.
Una mujer compasiva le regaló la prótesis dental de su difunto marido. En adelante, para estar seguro de que no se la robarían, Pancracio Tontoelhaba dormía con la boca cerrada y tapada con un pedazo de cinta adhesiva ancha.
Una farola cercana, le dijo a una parienta lejana, que echaba de menos los estruendosos ronquidos de Pancracio Tontoelhaba.

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