LO ESPERABA UNA BICICLETA (MICRORRELATO)

(Copyright Andrés Fornells)
Los padres de Agustinito tenían a este niño por exageradamente fantasioso. A menudo lo escuchaban hablar dentro de su cuarto donde no podía haber nadie más que él y, cuando entraban comprobaban que, en efecto estaba solo. Le preguntaban por qué hablaba a solas, y él respondía, mostrando fastidio, que estaba hablando con alguno de los amigos suyos que habitaban el mundo oculto.
—Ay, hijo de mi alma, al final no tendremos más remedio que llevarte al psicólogo —temía aquella buena mujer.
Una mañana el niño le dijo a su madre:
—Date prisa en ponerme el desayuno, mamá, que afuera, en la puerta, me está esperando la bicicleta.
Su madre le dijo, disgustada, sumando una preocupación nueva:
—No digas tonterías, niño, tú no tienes ninguna bicicleta. No tenemos dinero para comprártela.
El niño guardó silencio. Estaba cansado de que sus padres dudasen de todo cuanto él les decía. Comió rápido y corrió hacia la puerta. La madre le siguió y tuvo tiempo de escuchar que una bicicleta azul se quejaba a su hijo, que acababa de montarse en ella:
—Ya me cansaba de esperarte. No eres nada puntual, Agustinito.
—Perdona, es que mi madre me ha entretenido más de la cuenta.
La incrédula mujer se quedó con la boca y los ojos desmesuradamente abiertos, mientras su niño se alejaba subido en la bicicleta que no solo parecía haber surgido por arte de magia, sino que además hablaba.

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