LEYENDA WATUSI (Un holi-holi travieso) SUPERSTICIONES, MISTERIOS Y MAGIA
Cuentan los watusi, que muchísimo tiempo atrás tuvieron un rey joven, apuesto y fornido, que se mostraba siempre melancólico. Este joven monarca era extremadamente justo y generoso con su pueblo, por lo que sus fieles y agradecidos súbditos realizaban continuados esfuerzos cuyo loable propósito era cambiarle melancolía por gozo. Pero fracasaban todos sus intentos. Le ofrecían las jóvenes más hermosas de su tribu y él las rechazaba porque ninguna de ellas le parecía lo suficientemente bella para convertirla en su esposa.
Las holi-holi son las aves favoritas de los watusi porque muchos de ellos les atribuyen poderes mágicos debido a esta antigua leyenda que comenzaré a contaros.
Cierto día, una de estas aves pasó, volando, por encima de un poblado muy alejado de su zona habitual y descubrió, bañándose en una poza de aguas cristalinas a la joven más hermosa del mundo.
La holi-holi esperó a que aquella beldad saliera del agua y, cuando ella fue a coger su vestido, el ave se le adelantó. Cogió con su pico la prenda de ella y elevándose un par de metros comenzó a dar vueltas alrededor de la muchacha desnuda.
La joven encontró divertida su broma y, riendo, le pidió que le devolviera su ropa. El bromista alado no le hizo caso y, a partir de ese momento iniciaron los dos una especie de juego. El ave bajaba al suelo y cada vez que la hermosa joven estaba a punto de recuperar su vestido, la holi-holi trinaba alegremente y volaba un poco más lejos. Cuando llevaban ellas dos recorridos un largo trecho, la joven apreciando que se había alejado muchísimo de su poblado, se dio por vencida y dijo:
—Está bien, está bien. No te perseguiré más. Estoy agotada, quédate con mi vestido, pequeña sinvergüenza. Regresaré inmediatamente a mi poblado, del que me he alejado muchísimo.
Estas palabras fueron oídas por el rey melancólico, que se hallaba por allí cerca cazando y aprecio: <<Qué voz tan melodiosa, la que ha sonado cerca de aquí. ¿De quién será?>>.
Subyugado por esta voz el joven soberano atravesó presuroso la barrera vegetal que los separaba y descubrió a la bellísima y virginal joven desconocida que, pudorosa, se sonrojó hasta la raíz de los cabellos al tiempo que intentaba cubrir con sus manos parte de su desnudez. Pero ya el apuesto monarca había tenido tiempo de apreciar la increíble belleza que ella poseía.
Entonces, la holi-holi soltó el vestido que mantenía en su pico, de tal manera que éste fue a caer a las manos del joven y maravillado watusi, quien, divertido y deslumbrado por los extraordinarios encantos que atesoraba la recién aparecida le dijo:
—Muchacha, te devolveré el vestido si te casas conmigo.
Ella suspiró, y fascinada también por la arrogancia y hermosura del rey respondió:
—Me casaré contigo si me prometes que no amaras a otra mujer más que a mí.
—Prometido.
Y según cuenta esta muy antigua leyenda watusi, animaron la unión matrimonial, con sus más bellos cantos varios miles de pájaros holi-holi, y, en adelante, el rey melancólico paso a ser el rey de la perpetua sonrisa alegre, y reinó con justicia y prodigalidad en compañía de la encantadora esposa que un ave traviesa había traído hasta él.
También emitió inmediatamente la orden de que sería multado y encarcelado todo aquel que apresara o matara un ave holi-holi.
(Copyright Andrés Fornells)