LE QUITARON LA VIDA A UN ÁRBOL (RELATO)

LE QUITARON LA VIDA A UN ÁRBOL (RELATO)

LE QUITARON LA VIDA A UN ÁRBOL

(Copyright Andrés Fornells)
La llamaban la Colina del Pino por un árbol de esta especie que era el único que continuaba vivo en aquella elevación de terreno y podía ser visto desde cualquier punto del pequeño pueblo de Corraleja.
Este hermoso árbol que, en los días claros recortaba su verde silueta contra el azul del cielo, fue sentenciado a muerte cuando un multimillonario decidió que, si construía una mansión allí en lo alto de aquella colina tendría una magnífica vista de la extensa y fértil vega y de la mar al fondo.
Entonces el hombre muy rico, que solo concedía valor a las cosas que él valoraba, compró la colina y ordenó a un leñador cortase el último árbol que allí existía.
—Córtelo de manera que su leña pueda servirnos para quemarla en la gran chimenea que construiremos en el salón. Desaprovechar lo que puede aprovecharse, es de estúpidos —sentenció el ricachón creyéndose muy sabio.
Con la desaparición de aquel árbol perdieron los caminantes el disfrute de la sombra que les regalaba los días de calor, los niños la diversión de trepar por sus ramas, una familia entera la ayuda económica que sacaba de sus piñas y un buen número de pájaros quedó sin hogar.
La población de Corraleja cuando la mansión estuvo terminada no experimentó admiración sino aborrecimiento hacia este lujoso edificio porque les había dejado sin el entrañable pino que habían contemplado sus ojos desde la niñez.
Cuando años más tarde la ostentosa mansión fue pasto de las llamas, alguien por aquella región extendió la leyenda de que la había destruido un rayo amigo del pino centenario, queriendo con ello vengar su muerte. Y la tierra que es pródiga en milagros sacó una semilla que tenía guardada y, en el mismo sitio donde mataron a su ancestro creció un pino nuevo y la colina recuperó el nombre que tuvo anteriormente.

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