LAS CARTAS DE LA VIDA (PÍLDORAS FILOSÓFICAS)
LAS CARTAS DE LA VIDA
Desgraciadamente, cuando son malas, no podemos cambiar las cartas que nos ha servido la vida, todo lo más que podemos hacer es jugarlas lo mejor que sepamos.
LAS CARTAS DE LA VIDA
Desgraciadamente, cuando son malas, no podemos cambiar las cartas que nos ha servido la vida, todo lo más que podemos hacer es jugarlas lo mejor que sepamos.
Llevaba más de una hora esperando en aquella cola interminable cuando el portero de magnífico traje inmaculadamente blanco y gorra entorchada y ostentosa como las de los generales de algunos países bananeros dijo en un tono cansino: —Que pase el siguiente. —Soy yo —dije sonriéndole contento, simpático, animoso. Entré en
Se había citado en una hamburguesería. Él había sido contactado por el teléfono móvil que sólo usaba para los encargos de trabajo. Del hombre que esperaba sólo conocía su voz ronca y desagradable. Antes de entrar en el local su mirada examinó con detenimiento a todas las personas que en
El primer borracho que yo vi, tuvo el mérito de sorprenderme hasta el punto de que, a pesar de ser yo muy niño entonces, cierta mañana en que en una calle céntrica, íbamos mi padre y yo, llevándome él todo el tiempo cogido de la mano, le escuché gritar: —¡Viva
Nos lo ha contado DescubreMás Esta imagen representa dos estatuas colosales de un faraón, probablemente Ramsés II, de pie ante pilares elevados adornados con intrincados jeroglíficos. Las estatuas, elaboradas en oro y con un rodamiento real, son características del arte egipcio del Nuevo Reino. El faraón es representado llevando la