LA VIDA EN BROMA: ADIÓS LUCRECIA (MICRORRELATO)
ADIÓS, LUCRECIA
Adiós Lucrecia, que te vaya bien. Te fuiste dejándome el corazón roto en pedazos, un trapo de cocina, una novela a la que fataban las páginas finales y una gata coja. El trapo de cocina lo tiré a la basura porque estaba muy sucio y roto. La novela la había leído ya (malísima) y una noche muy fría la empleé para encender la chimenea, En cuanto a la gata, a pesar de estar renca, se ha marchado con un gato que llevaba un collarcito de oro. La gata salió a ti. Lo sospeché escuchándola decir todo el tiempo: mío, mío, mío. En cuanto al corazón roto me lo está reparando tu vecina Encarna. Que por cierto me ha dicho te dará las gracias en cuanto te vea porque hombres tan maravillosos como yo no se encuentran fácilmente. ¡Ah! Y voy a contarte otra cosita más, me ha tocado la lotería, un premio gordísimo y voy a comprarme un chalé con piscina. Te adjunto una foto de ese chalé. A lo mejor, con lo exagerada que tú eres, posiblemente te parecerá pequeño y poco lujoso A mí no me lo parece, ya sabes que soy fácil de contentar, imagínate enamorarme de ti. En fin, Lurecia, que te vaya todo bien, repito, y a mí me vaya tan estupendamente como hasta hora. Y como dijo el poeta: «más vale un pollo en mano, que cardo borriquero en la olla».