LA METAMORFOSIS DE MARÍA PORTALES (RELATO)

LA METAMORFOSIS DE MARÍA PORTALES (RELATO)

LA METAMORFOSIS DE MARTA PORTALES

(Copyright Andrés Fornells)

María Portales llevaba una vida que no le gustaba nada. Había enviudado de un buen hombre que, por serlo, disimulaba lo feo que era. María Portales ocupaba una chabola en mal estado donde lo más bonito de ella era el sonido musical que hacían las goteras del techo al caer dentro de los cacharros que recibían el agua de la lluvia.

María Portales trabajaba para una compañía de recogida y tratamiento de basura. Durante las ocho horas que duraba su turno laboral solo veía porquería maloliente y fealdad pasar por la cinta donde ella y otra mujer recogían y apartaban todo aquello que se consideraba podía ser reciclado.

Todos los días eran iguales para ella, menos su jornada de descanso que salía al campo a oxigenar sus castigados pulmones y contemplar la naturaleza que olía de maravilla. Siempre encontraba alguna planta de romero, rompía un pedacito de rama, se lo metía en la boca y su nariz gozaba, lo indecible, con su perfume. Y por si Dios, tal como decían los católicos estaba en todas parte, ella lanzaba, en voz alta, una plegaria:

—Dios de los Cielos, si de veras existes y puedes escucharme, ¿cuándo harás que aparezca algo bonito en mi vida?

Una mañana, Dios decidió había llegado el momento de hacer algo por ella y le envió una mariposa. La mariposa poseía los colores más vivos y bonitos que se encuentran dentro de la naturaleza.

Con ojos embelesados, María Portales la siguió hasta el agotamiento. Después tomó asiento sobre una piedra que tenía la forma de un huevo de dinosaurio y, sumiéndose en profunda reflexión entendió el mensaje que le había enviado el Todopoderoso.

En la actualidad María Portales es inmensamente feliz. Vive en un Mariposario y ya ha comenzado, aunque todavía con cierta torpeza, cuando no tiene clientes que puedan distraerla, a mover los brazos como si fuese alas y se eleva algunos centímetros en el aire. Y en cuanto a colores, sus ojos, que antes eran negros se le están volviendo azules y su cuerpo, antes muy blanco, está adquiriendo los colores del arco iris. Lo de crecerle alas, no lo ha comenzado todavía, pero está convencida de que ya tardará poco en conseguirlo.

MORALEJA: Los prodigios los consiguen, sin la menor duda, aquellos que los creen posibles.